Resumen
Este artículo propone que el libro de fray Bernardo de Lizana, Devocionario de nuestra señora de Izamal, más que un texto promotor de un culto mariano, fue un instrumento de defensa para la Orden Seráfica en el primer proceso secularizador de doctrinas que se vivió en Yucatán (1580-1680). Fray Bernardo recogió la memoria escrita y oral y construyó una obra literaria en donde trató de demostrar a la Corona, a través del fraile Comisario General de Indias, la falsedad del deslustre franciscano, el poder taumatúrgico de la Virgen,
las vidas beatas de los miembros de su organización y los hechos ocurridos a los mártires del Petén Itzá, discurso que conlleva, implícitamente, la necesidad de mantener a los franciscanos en misiones de conquista espiritual. Todo lo anterior fue escrito con notoria intención de defensa ante los embates que sufría la pionera corporación religiosa

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