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Archivo José Juan Tablada. Historia de un acervo a la vanguardia


José Juan Tablada Archive. History of an Avant-Garde Collection

Coral Velázquez Alvarado*

* Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Literarios, Ciudad de México. México, obrasjjtablada@unam.mx, https://orcid.org/0000-0002-1321-6922



Resumen

El presente artículo ofrece una visión general sobre la historia del Archivo José Juan Tablada, al tiempo que presenta una revisión del trabajo archivístico desarrollado en torno a este acervo documental, para mostrar los desafíos enfrentados por los investigadores para su organización, descripción y conservación hasta llegar a una nueva etapa de actualización y preservación digital.



Abstract

The present article provides an overview of the history of the José Juan Tablada Archive, while also reviewing the archival work conducted on this documentary collection, in order to show the challenges researchers have faced during its organization, description, and preservation, leading to a new phase of updating and digital preservation.

Recepción: 12.03.24 / Aceptación: 11.04.24

biblio07.Sep.24; 7(2)

Palabras clave: Archivo de autor, archivística, patrimonio documental, José Juan Tablada, preservación digital.
Keywords: Author archive, archival science, documentary heritage, José Juan Tablada, digital preservation.

Introducción1

Es innegable el valor de las bibliotecas para el resguardo de la memoria y el conocimiento de un pueblo, una institución o una persona. En el caso de las bibliotecas de autor, en sus materiales resguardados se puede encontrar con qué alimentaban su yo creativo los escritores; sin embargo, sólo unas pocas lograron sobrevivir como donaciones a acervos documentales. De muchas otras solamente tenemos noticia por quienes las visitaron mientras existían reunidas en un solo espacio y fueron descritas por aquellos testigos afortunados. Algunas más desaparecieron y únicamente fueron conocidas por sus creadores.2

Ahora bien, cuando la colección de documentos, libros, publicaciones, cartas, obras de arte (propiamente el acervo) de un autor logra formar un conjunto y permanecer reunido, recibe el nombre de archivo de autor. Sin embargo, estas colecciones quizá son menos comunes pese a ser fundamentales para la escritura de la historia de las literaturas nacionales, así como para el estudio de la transformación de la poética de un autor en específico. Su valor ha sido reconocido en Latinoamérica apenas hace poco, por lo que tanto bibliotecas como archivos completos fueron adquiridos por instituciones extranjeras, mediante donación o compra.3

Contamos con algunos casos afortunados de archivos de autor que no sólo permanecen cohesionados, sino que además ocupan el espacio que sus propietarios originales les destinaron, como la biblioteca de Alfonso Reyes o la de Luis Barragán. De esta última podemos leer un análisis sobre el carácter del arquitecto mediante el conocimiento de su acervo: “La biblioteca [de Luis Barragán] nos revela un personaje al que no suele concedérsele mucha atención: el Barragán antropólogo, el curioso escrutador de las culturas lejanas, apasionado por las artes de las sociedades tribales; un hombre para el que el África negra representa mucho más que una afición”.4 La revisión de sus materiales dejó ver también su pasión por la lectura de Proust, pues los libros de este autor eran aquellos con mayor número de pasajes subrayados.

Desde hace más de seis décadas, el reconocimiento de los bienes bibliográficos y documentales como parte del patrimonio cultural ha devenido en la reflexión y análisis alrededor no sólo de los acervos nacionales gubernamentales (en el caso mexicano, el Archivo General de la Nación y la Biblioteca y Hemeroteca nacionales de México), sino también de acervos específicos cuyos archivos pueden considerarse dentro de esta categoría. Tal es el caso del Archivo José Juan Tablada (en adelante AJJT), cuya historia como fondo documental catalogado perteneciente al Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, inició en 1996, mientras que su incorporación a la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño del mismo instituto es más reciente (2007). En las siguientes páginas se revisará el legado de materiales del archivo personal de José Juan Tablada y de Nina Cabrera, su viuda, al igual que la clasificación del acervo del AJJT, los nuevos criterios de expurgo y la reincorporación de materiales no catalogados.

Archivo de autor. Historia de un acervo

Durante el siglo XIX se reunieron las condiciones que darían nacimiento a la archivística actual, al otorgar mayor importancia a los archivos históricos de las instituciones gubernamentales, sobre todo de aquellas que generaban documentos de carácter legal o administrativo; esto dejaba a los particulares la tarea de resguardar y conservar los propios.5 Al mismo tiempo, surgió el coleccionismo como práctica burguesa dedicada a la acumulación de obras de arte y otros objetos suntuarios que resultaban interesantes y que finalmente devendría en la popularización de la idea de museo.6

Los artistas y académicos ciertamente se vieron afectados por esa moda y generaron colecciones propias, basadas en sus intereses personales: la naturaleza, el Lejano Oriente, las artes plásticas y las artes suntuarias, entre otras. La fama de los hermanos Goncourt como grandes coleccionistas de chinerías y japonerías era bien conocida y marcó a los autores contemporáneos, junto con la conformación del imaginario de ciudad ideal como una urbe etérea “creada de retazos de textos literarios, de revistas de modas, de almacenes de novedades, museos, y de los reflejos miméticos de sus propias ciudades”.7

Walter Benjamin equiparó la importancia del coleccionista, cuya figura le parecía que no había sido reconocida aún, con otras como las “del viajante, del ‘flaneûr’, del jugador, del virtuoso”, justo porque varios coleccionistas actuaron como visionarios en el campo de las artes plásticas.8

Ahora bien, es fácil entender que la combinación de estos factores ejerciera una influencia importante en varios artistas mexicanos, como es el caso de José Juan Tablada, quien tenía fama entre sus contemporáneos de coleccionista del llamado “arte oriental”, el cual incluía objetos tanto japoneses como chinos, a lo que se sumó también su interés por los vestigios prehispánicos y el arte indígena mexicano. Su biblioteca personal fue reconstruida por lo menos tres veces, debido a las diferentes circunstancias de la vida del autor.9

A la muerte de José Juan Tablada, Eulalia (Nina) Cabrera Duval, su viuda, dio a conocer a su amigo José María González de Mendoza (alias el Abate de Mendoza) el archivo personal del autor,10 que contenía documentos personales, fotografías, correspondencia, primeras versiones de sus obras poéticas, diarios, acuarelas, dibujos y tintas generadas por Tablada, recortes, planes para conferencias, obras plásticas originales y bocetos de autores mexicanos, entre otros.

Sabemos que a principios de 1946 Nina Cabrera todavía conservaba una pequeña biblioteca con varios libros antiguos en francés, una colección de estampas japonesas y originales de los libros de José Juan Tablada; y que intentó sin éxito, por intercesión del Abate de Mendoza, vender algunos ejemplares a la Secretaría de Educación Pública, cuando era dirigida por Jaime Torres Bodet. Ofreció también la colección de estampas, pero sufrió la misma suerte.11

El 6 de mayo de 1948, Nina comenta al Abate de Mendoza que quiere enviar el archivo de Tablada a México: “un baúl con papeles y libros de mi esposo que, por años, guardamos y quisiera mandarlo a México donde creo es el mejor lugar [al que] pertenecen, que algún día serán grandes documentos y de gran utilidad por tratarse del autor que también valdrá más con el tiempo”.12 Mientras tanto, le surgió la idea de escribir sus memorias sobre la vida del autor: José Juan Tablada en la intimidad, que comenzó en 1950. Además, hizo varios envíos postales de cartas, fotografías y caricaturas a México para su reproducción en el libro (publicado en 1954). En la correspondencia del Abate de Mendoza con Nina se da testimonio del tránsito de varios de estos documentos de Nueva York a México, y de regreso.

Fueron inútiles las gestiones para vender las estampas y donar el baúl con documentos a alguien en México o al gobierno mexicano y, por último, una crisis monetaria la obligó a vender las estampas, en una auction sale en Nueva York, por una quinta parte de su valor, en marzo de 1950. Estos documentos también habían sido ofrecidos a la Academia Mexicana de la Lengua, sin éxito. En julio de 1950 decidió regalar el baúl a la Universidad de Columbia, específicamente a su Casa de las Españas, el Instituto Hispánico, dirigido por Federico de Onís; sin embargo, un par de meses más tarde y tras el análisis de los documentos contenidos, la universidad norteamericana le dio su negativa, conservando sólo el volumen de La resurrección de los ídolos para una posible traducción, que nunca sucedió.

En febrero de 1954, Nina Cabrera insistió y envió a México aquellos documentos, por medio del Consulado mexicano y gracias a la mediación de José María González de Mendoza como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y parte del Seminario de Estudios Mexicanos (predecesor del Centro de Estudios Literarios) de la UNAM. Entonces, en 1960, la Imprenta Universitaria había publicado el libro de memorias de la viuda (Serie Letras, 1954) y tenía en espera el plan de reedición de Los mejores poemas de José Juan Tablada (en la Biblioteca del Estudiante Universitario, lo cual se logró en 1971). El paquete de 10 kilos de “papeles” fue enviado a la Academia Mexicana por medio del cónsul Raúl Reyes Spíndola, y recibido el 4 de febrero de 1960. González de Mendoza llevó los documentos a su casa para estudiarlos y darles un acomodo, junto con otros más que ya había recibido y a los cuales añadiría los que llegaron meses más tarde.13

Ya en 1961, González de Mendoza se comprometió de nuevo con la viuda a realizar otras ediciones, en el marco de un seminario específico sobre la obra de Tablada que dirigía en el Centro de Estudios Literarios (CEL) del IIFl en la UNAM, entre 1962 y 1963. Aunque Nina Cabrera de Tablada aún no había tomado una decisión clara sobre el destino del archivo personal de su esposo, manifestó su deseo de publicar las obras completas del autor en la Imprenta Universitaria. En 1967 falleció González de Mendoza y, de nuevo, parecía que el archivo perdería el lugar que había encontrado.

Por fin, en 1970, en su correspondencia con los investigadores María del Carmen Millán y Héctor Valdés, Nina Cabrera manifestó su deseo formal de otorgar los derechos de publicación tanto de la obra editada como de la inédita de José Juan Tablada a la UNAM, y de entregar libros, escritos inéditos y otros documentos al CEL mediante un contrato.14 Dicho convenio se firmó el 14 de abril de 1970 en Ciudad Universitaria y el traslado del archivo se llevó a cabo ese mismo año, gracias a la insistencia de los investigadores Ana Elena Díaz Alejo, Ernesto Prado Velázquez, Esperanza Lara Velázquez y María del Carmen Millán, entonces coordinadora del CEL.

El archivo mantuvo durante muchos años la organización dada por González de Mendoza y de tal estructura surgieron los primeros volúmenes de la serie Obras, de Tablada, de la colección Nueva Biblioteca Mexicana (iniciada con Obras I. Poesía, 1970) y algunas otras publicaciones derivadas, como la reedición de Los mejores poemas de José Juan Tablada (1971);15 aunque en realidad carecía del orden, la sistematicidad y las precauciones de conservación indispensables para el manejo correcto de materiales documentales, pues se encontraba dentro de cajas de archivo en el CEL, y su acceso era exclusivo para los miembros de este centro que desarrollaran algún volumen sobre sus obras.

Columba Galván Gaytán, quien formó parte de otra generación de investigadores dedicados a la literatura mexicana, recogió parte de la historia en su “Presentación” al Catálogo del Archivo José Juan Tablada del Instituto de Investigaciones Filológicas -importante guía aún inédita-,16 donde hizo hincapié en que las notas de investigación, transcripciones y otros papeles que el Abate de Mendoza dejó a su muerte se integraron al acervo original del archivo. La tarea de organizarlo era complicada, debido a que también contenía -como hasta ahora- los documentos de investigación de quienes participaron en el seminario del Abate, así como de otros estudiosos que se interesaron por la obra tabladiana.

Además, en la década de 1970, la viuda de González de Mendoza, Concepción Freyre de Andrade, donó, por voluntad de su esposo, su archivo personal y, en un principio, no había una diferenciación entre los documentos que pertenecieron al archivo del Abate y los de José Juan Tablada. Dicha reconstrucción sólo podía darse con la revisión y lectura de los mismos; únicamente los libros que se encontraban entre ambos archivos pasaron directamente a la colección González de Mendoza, ubicados más tarde en el Fondo Reservado de la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño del IIFl.17

Ahora bien, el trabajo de organización del archivo se inició en 1995, cuando Jorge Ruedas de la Serna, entonces coordinador del CEL, le solicitó a Columba Galván Gaytán que se encargara del asunto. La investigadora dirigió el equipo que llevó a cabo esta compleja tarea, la cual concluyó en 1997.18 Así, el AJJT quedó constituido por las siguientes secciones: I. Material gráfico; II. Diario y memorias; III. Correspondencia; IV. Documentos personales y familiares; V. Poesía; VI. Prosa; VII. Teatro; y VIII. Hemerografía.

Debe señalarse que el AJJT era, junto con el Archivo Histórico del CEL, accesible sólo para los investigadores de este centro, sin el sistema del préstamo bibliotecario. Este conjunto de archivos se mudó varias veces durante las ampliaciones y cambios estructurales del IIFl. En 2007, el AJJT fue trasladado a la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño, con todo lo que formaba parte del mencionado archivo histórico.

En 2010 se sumaron al acervo del AJJT los expedientes que la investigadora Esperanza Lara Velázquez había reunido: fotocopias e impresiones de microfilmes de las colaboraciones de Tablada en publicaciones periódicas nacionales e internacionales, que antes de su jubilación en 2013 donó para su conservación. Asimismo, alrededor de esos años, otros investigadores hicieron entrega de algunos materiales pertenecientes al archivo histórico, que tenían en consulta para sus investigaciones particulares. Es necesario destacar que estos últimos no fueron integrados en su momento al catálogo organizado por Galván Gaytán y, por tanto, se encuentran fuera del mismo, al igual que el manuscrito de Un día… Poemas sintéticos, que consiste en una libreta de rayas con el orden del libro; es decir, los haikús acompañados de los dibujos coloreados, hechos a mano por el propio José Juan Tablada.19

A continuación, se presenta una revisión del trabajo realizado por Columba Galván Gaytán, en un intento de esclarecer las decisiones que la investigadora tomó sobre los materiales y contenidos del archivo al momento de trabajarlo.

Análisis del catálogo inédito de 1997

La encargada, entonces, de llevar a cabo un primer acercamiento, además de ordenar, separar y clasificar el archivo de José Juan Tablada fue Columba Galván Gaytán, en 1995. Se conoce, por testimonios de algunos de sus colegas, que recurrió a las herramientas que aportaba la archivística en aquel momento. Justo durante la década anterior a su trabajo había resurgido el debate en torno a los nuevos criterios que en esta materia se deberían seguir, entre otras causas, debido a “la aparición y aceptación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la influencia de las ideas postmodernas en el desarrollo de las ciencias”.20

Mientras que en la década de 1990 continuaba este debate, también había preocupaciones con respecto a qué testimonios o bienes pertenecían a la categoría de “patrimonio cultural”. El caso de los bienes bibliográficos y documentales no se vería exento, pues, aunque los archivos históricos tenían ya una fuerte tradición desde el siglo XIX, no se generaban aún los criterios para saber qué documentos no debían llegar a los procesos de expurgo y eliminación que tanto archivos como bibliotecas llevan a cabo normalmente para evitar la acumulación de materiales innecesarios, duplicados o desactualizados. La pregunta era: ¿cómo evaluar los documentos para determinar su valor y así eludir o justificar los procesos de expurgo y eliminación?

Esa fue la etapa del cambio en cuanto a la archivística y los patrimonios documentales, en la que “los llamados archivos históricos, con la función de incorporar un servicio del fondo de interés patrimonial cuya utilidad para la producción [fuera] sólo para la entidad que los genera [había] terminado”.21 Además, se sumó la revaloración de otros bienes, por ejemplo, los manuscritos personales, los medios visuales y los testimonios orales. Al estar contenidos los fondos documentales que hemos referido (AJJT y AJMGM) dentro del Archivo Histórico del CEL, Columba Galván supuso su carácter histórico; sin embargo, se trataba de archivos incorporados con características propias y valor patrimonial. Esta perspectiva afectaría, más tarde, la configuración de sus secciones, en las cuales no priva la propiedad de los autores, sino que se incluyen los testimonios alrededor de ella dejados por investigadores; sobre todo en el caso del AJJT.

Las revisitas a estos temas de la archivística fueron las que determinarían la perspectiva de que la apreciación de bienes bibliográficos y documentales requiere de un intermediario especialista en la materia (más allá de un simple archivista) para dar fe de su valor patrimonial, pues “no se puede proteger aquello que no se conoce”.22 En el caso del archivo de Tablada, Columba Galván, como miembro del CEL y especialista en literatura mexicana, fue la persona elegida para cumplir esa función mediadora frente a los materiales guardados por el Abate de Mendoza. Al revisar el trabajo coordinado por la investigadora, en el cual participaron otros jóvenes investigadores en calidad de auxiliares o becarios, es notorio que tomó en cuenta la importancia de “los 3 componentes que forman parte de cualquier documento, su estructura, su contenido y su contexto”,23 para su clasificación y descripción en el archivo.

Además de presentar un pequeño repaso de la historia del AJJT y su procedencia,24 la investigadora ofrece una muy breve descripción del estado global del repertorio: “en general, el estado físico de los materiales es bueno, aunque por supuesto existen casos de papel muy seco que debe ser manipulado con sumo cuidado”.

Debido a que en la archivística existen agrupaciones de documentos que no responden al principio de procedencia ni al orden natural que tuvieron en sus instituciones de origen (en este caso, los archivos personales de un autor y un investigador) y se “llaman intelectuales (porque están hechas por la mente del hombre) o facticias (algo que es creado de manera artificial)”,25 Galván Gaytán ubicó el AJJT como una “colección documental”26 para su clasificación, pues señala que:

[sus] características otorgan al archivo en cuestión la calidad de colección documental, ya que procede de distintas fuentes y con base en un interés específico por parte del escritor y de quienes se dedican a estudiar su obra. Por esto mismo, al tratarse de una colección, la clasificación aplicada pudo ser flexible, sin obedecer, estrictamente, al principio básico de la archivística que es el de procedencia y que expone la necesidad de representar y reproducir la forma material en que los documentos se producen durante el proceso vital de una institución o persona.27

Galván no alcanzó ciertamente los avances de la archivística del siglo XX cuando, tras un análisis del concepto de “principio de procedencia”, se perdió el carácter privativo del origen del documento (a pesar de que conserve esta primera acepción), aunque “la aplicación de este principio vendría a ser que los documentos sólo tienen razón de ser al pertenecer a un conjunto, ya que sólo el conjunto explica el por qué se han hecho, cómo, para qué y qué efectos han tenido y, además, proporciona una base sólida de trabajo”.28 Es decir, en este caso, el principio de procedencia dictaría que el sentido del AJJT es estar a la mano de los investigadores del CEL, así como del AJMGM, en donde encuentra sentido y cohesión. Asimismo, fue imposible mantener el orden original de los materiales, pues los cambios de domicilio de José Juan Tablada, su repentina muerte, las mudanzas de su viuda, el traslado de su archivo en partes y la estadía en manos de González de Mendoza, así como su final traslado al CEL, impidieron siquiera tener una vaga idea de cómo se encontraban en el momento de su creación y conservación por parte del matrimonio Tablada. Sobre la organización dada al AJJT en aquel momento, Galván explicó: “Las políticas archivísticas recomiendan la clasificación temática solamente cuando se trata de una colección documental, por lo que, siendo éste el caso, se realizó una clasificación de los documentos utilizando como elementos los géneros artísticos y literarios por un lado, y los tipos documentales por el otro”.29

Así, es posible notar que la investigadora consideró el AJJT una “colección documental” y que la interpretó (según el glosario de Glenda Acland) como “una unidad teórica para usos de control archivístico utilizada para la descripción de: 1. Todos los fondos de una oficina. 2. El conjunto de documentos organizados y funcionalmente relacionados por el principio básico de procedencia”.30 Sin embargo, más bien parece referirse al término “colección documental” desde la perspectiva de su descripción, como lo indica el Dictionary of Archival Terminology (del Consejo Internacional de Archivos): “conjunto de documentos, con independencia de su tipo documental o soporte, producidos orgánicamente y/o acumulados y utilizados por una persona física, familia o entidad en el transcurso de sus actividades y funciones como productor”.31

Lo anterior se vio reflejado en la constitución de las ocho secciones mencionadas del catálogo. Cuatro de ellas cuentan a su vez con series y subsecciones que, según comentó Columba Galván, responden directamente al tipo de materiales recibidos por la viuda. No obstante, en el caso de la sección VIII. Hemerografía se incluyen los artículos de y sobre el autor recopilados por los investigadores que han trabajado los volúmenes de las obras de Tablada desde tiempos de González de Mendoza, mientras que en el caso de la sección V. Poesía, se encuentra contenido el proceso de edición de Obras I.

El ordenamiento de Galván es el siguiente:

  • I. SECCIÓN MATERIAL GRÁFICO
  • Acuarelas
  • Lápiz
  • Lápiz de color
  • Bolígrafo
  • Carbón
  • Otros
  • Fotografías
  • Carpetas
  • II. SECCIÓN DIARIO Y MEMORIAS
  • III. SECCIÓN CORRESPONDENCIA
  • IV. SECCIÓN DOCUMENTOS PERSONALES Y FAMILIARES
  • V. SECCIÓN POESÍA
  • 1. Poemas sueltos
  • 2. Una colección de poemas desconocidos de José Juan Tablada (JJT)
  • 3. Impresos sueltos
  • 4. Carpeta con poemas encontrados sueltos
  • 5. Libros
  • VI. SECCIÓN PROSA
  • A. Artículos, notas sueltas, prólogos y folletos
  • 1) Manuscritos y mecanuscritos
  • 2) Fotocopias, impresos y transcripciones
  • B. “Nueva York de día y de noche”
  • 1) Manuscritos y mecanuscritos conservados por JJT
  • 2) Recortes de prensa conservados por JJT
  • 3) Fotocopias recopiladas por Esperanza Lara Velázquez
  • 4) Transcripciones mecanográficas sueltas
  • 5) Transcripciones mecanográficas en carpetas y por temas
  • C. Bibliografía diversa
  • D. Notas de González de Mendoza y otros para el estudio de la obra de JJT
  • E. Miscelánea
  • VII. SECCIÓN TEATRO
  • VIII. SECCIÓN HEMEROGRAFÍA
  • 1) Subsección artículos y poesía de JJT
  • Serie artículos:
  • 1.A Impresos de JJT conservados por él
  • 1.B Impresos de otros conservados por JJT
  • 1.C Fotocopias de colaboraciones de JJT en diversos diarios
  • 1.D Transcripciones mecanuscritas de artículos de JJT conservados por él
  • Serie poesía:
  • 1.A Impresos de JJT conservados por él
  • 1.B Impresos de otros conservados por JJT
  • 1.C Fotocopias de poemas de JJT
  • 2) Subsección hemerografía sobre JJT
  • Serie artículos:
  • 2.A Impresos de varios autores y álbum de recortes de prensa
  • 2.B Fotocopias de diversas publicaciones. Varios autores
  • 2.C Transcripciones mecanuscritas. Varios autores
  • 2.D Hemerografía de González de Mendoza sobre JJT
  • 3) Subsección hemerografía de varios sobre diversos temas
  • 3.A Impresos de varios autores
  • 3.B Fotocopias de varios autores

Esta información se encuentra asentada en el “inédito” Catálogo del Archivo José Juan Tablada del Instituto de Investigaciones Filológicas, del cual se posee un ejemplar impreso y otro en forma digital. Ambos son la misma versión, sin correcciones ni uniformidad en la redacción y formato, del original de la investigadora, de ahí su carácter inédito.32 Los materiales del AJJT fueron marcados a lápiz con la clasificación desarrollada por Galván, además de encontrarse separados en fólderes, sobres y carpetas que indican también estas clasificaciones para su manejo y préstamo.33

Conservación y nuevas tecnologías

La apertura de los archivos por las nuevas políticas de acceso a la información, el open data,34 los portales web y las nuevas tecnologías de la información han devenido en la actualización del manejo de los documentos. Mientras que antes podía accederse a reprografías de todo tipo, ahora el asunto de la conservación de materiales ha acotado cada vez más el uso, función y conservación de un fondo documental. Una colección como el AJJT resulta único en su clase, por lo cual su manejo físico está restringido a lo estrictamente necesario y sólo se permite su consulta a especialistas facultados para su uso.

Ahora bien, desde que la informática es un recurso de apoyo para la archivística, hace más de tres décadas, en el caso de los archivos con valor histórico y testimonial cuyo uso está relacionado con la difusión e investigación, el Archivo General de la Nación recomienda que se promueva la preservación digital, para mejor conservación. Dicha institución expone las ventajas de este sistema en su manual más reciente:

  • El contenido puede ser obtenido, en forma expedita, desde cualquier lugar del mundo y a cualquier hora, sin necesidad de emplear personal.
  • Al tener organizada la información, los interesados pueden buscar documentos, hacer referencias cruzadas sobre éstos, definir filtros, etcétera, con el fin de obtener sólo los materiales que necesiten, en muy poco tiempo.
  • Si se cuenta con una colección notable, única o muy difícil de encontrar, hacerla disponible digitalmente al público mejora, de manera considerable, el prestigio de la institución y promueve líneas de investigación que, con anterioridad, se encontraban limitadas a un número reducido de personas.
  • La accesibilidad a los documentos genera un incremento del número de usuarios potenciales.
  • Es congruente con otras iniciativas de digitalización nacionales o gremiales.35

Alrededor de estas ideas de manejo y conservación del AJJT surgieron proyectos para su difusión de forma masiva entre 1998 y 2003, por medio del CD-ROM José Juan Tablada: letra e imagen, producto del proyecto Letra e Imagen: Literatura en CD-ROM e Internet (Conacyt 25096-H, 1998-2003).36 Este proyecto también devino en una primera versión del portal, aún en funcionamiento: www.tablada.unam.mx (2000-2007). En esa primera versión se hicieron adaptaciones de algunos libros de poemas y de prosa del autor en versiones digitales, ilustradas con las imágenes que originalmente aparecieron en las ediciones en papel, además de la reproducción digital tanto del acervo iconográfico del AJJT como de la Colección de Estampas japonesas de José Juan Tablada, ubicada en la Biblioteca Nacional de México.

Debido al cambio de tecnologías y a que los medios electrónicos tienen una caducidad cada vez más corta, se buscó renovar ese sitio, tomando en cuenta que la preservación del AJJT no sólo debe enfocarse en términos de conservación física (reparación, almacenamiento y gestión), sino que además debe promover la permanencia de su fondo virtual por medio de los nuevos softwares. Todo este proceso ha ayudado a formar un “archivo sin paredes”,37 el cual asegura, hasta ahora, la conservación de por lo menos tres de las secciones del archivo original (I. Material gráfico, V. Poesía y VIII. Hemerografía) y las ha puesto a dialogar con otros contenidos.

A lo anterior se sumaron los nuevos descubrimientos y rescates mostrados en 2019 por medio del proyecto “Cronología de la vida y obra de José Juan Tablada en el portal Letra e Imagen” (PAPIIT IN403019), que culminó en 2021 y se presentó como la reformulación del sitio con un nuevo título: José Juan Tablada: vida, letra e imagen (https://www.iifl.unam.mx/tablada/). Este proyecto fue conceptualizado desde el diseño de una base de datos como de un sitio web, que incluyó “la organización de la base de datos, la puesta en pantalla de los textos y el diseño de la página, así como el meticuloso desarrollo programático de la base de datos, el back y el front end.38 También se añadió, para que los lectores pudieran volver a consultarlo, el contenido de dos CD-ROM publicados en 1997 y 1998,39 cuya tecnología había quedado obsoleta. Estos discos incluían más de mil crónicas del autor transcritas de diversas publicaciones periódicas. Asimismo, la colección de la sección Iconografía se acrecentó con materiales encontrados en varias fuentes documentales y, ahora, además de la sección I. Material gráfico del AJJT, contiene una “serie de documentos visuales aparecidos en algunas publicaciones periódicas, así como papeles privados o las cubiertas de los libros del autor”.40

En 2022, ya que los CD-ROM de crónica comprendían sólo textos publicados entre 1919 y 1936, se incorporaron nuevas crónicas de la juventud del autor y se editaron en formato flipping books materiales digitalizados que forman parte de la sección VIII. Hemerografía y que fueron lanzados a finales de 2023, como parte de las secciones Iconografía y Descargables de la página. Este proyecto digital ha demostrado, desde su versión anterior, su efectividad en la difusión del AJJT como un fondo documental importante para el rescate, difusión y conservación de los materiales gráficos originales, de una parte de la correspondencia de Tablada y de sus documentos personales. Asimismo, ha devenido en un repositorio para otros textos tabladianos que, gracias a varias generaciones de investigadores, han sido rescatados de páginas de periódicos y de otras publicaciones periódicas antiguas, al igual que de facsimilares de diversos materiales. Es un portal actualizable, de manera que su acervo sigue creciendo, además de que la cronología de su autor se corrige y actualiza con cada hallazgo. Como indica el coordinador de este proyecto:

A lo largo de estos años, los integrantes del proyecto trabajamos con la convicción de que los medios electrónicos ofrecen grandes posibilidades a los estudios literarios y artísticos en general. Si en un principio nos propusimos la ambiciosa meta de colocar en internet la página más completa que existiera en ese medio de un escritor mexicano, ahora vemos que nos encontramos un paso más camino a ella.41

Conclusiones. Un archivo para la posteridad

Como es posible notar, el AJJT ha pasado por varios contratiempos desde su conformación, diversas mudanzas, pérdidas o ventas; luego su reconformación a partir de la herencia que el autor legó a su muerte en 1945, en Nueva York, a su viuda, Nina Cabrera, hasta su llegada a México e incorporación al acervo de la UNAM.

Gracias al proceso de clasificación y descripción llevado a cabo por Columba Galván Gaytán y su equipo, un primer esbozo de catálogo sirvió para dar acomodo a una serie de materiales que debían pasar por una justa valoración documental, además de permitir su conservación hasta su estado actual, casi íntegro desde la primera descripción y digitalización.

En vista de las necesidades del propio catálogo, la rectificación de su contenido por las múltiples mudanzas y préstamos, la unificación de criterios y la corrección de errores enunciados desde los CD-ROM mencionados -así como la actualización de su contenido ante nuevos hallazgos y aportaciones documentales por parte de los investigadores que han estudiado la obra de Tablada- surgió en 2022 un proyecto para la actualización del catálogo generado por Columba Galván, cuyo objetivo partió de los puntos anteriores. Sin embargo, en su desarrollo se presentó la necesidad de formular un proceso de expurgo en los materiales adicionados por investigadores del CEL a lo largo de su historia y que han cumplido su ciclo de vida.42 Este catálogo quedará alojado en formato digital, tanto en la página de la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño como en el portal José Juan Tablada: vida, letra e imagen, del cual nació la prospectiva de dicha actualización, versión que además contará con hipervínculos a los materiales de la sección Iconografía del portal.

El proceso archivístico previo en el AJJT hizo patentes las nuevas necesidades de corrección, reconocimiento de obras originales de artistas plásticos, recuperación de otros documentos por medio de la digitalización, el enriquecimiento y la actualización de los materiales pertenecientes a la sección VIII. Hemerografía,43 al igual que la edición de otras obras de José Juan Tablada. Asimismo, este proceso permitió la reflexión en torno a otros archivos hermanos, como el AJMGM o el Rubén M. Campos.

Con lo aquí expuesto, vemos un acervo con trayectoria que ha pasado por las diversas edades y etapas de la archivística, y en este último periodo se ve en la necesidad de recurrir a ella nuevamente para su mejor manejo y actualización por medio de su preservación digital.


Notas al pie
1

Esta investigación se desarrolló con apoyo del programa “Estancias Posdoctorales por México” del Conahcyt (CVU: 265676), en el Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

2

Debe mencionarse que el término “biblioteca de autor” también alberga otro sentido: colección de obras bajo un solo nombre o firma literaria, que pierde su carácter documental, pero conserva en gran medida el sentido primario; aquella colección contiene los saberes del autor en las obras que produjo.

7

Cristóbal Pera, Modernistas en París. El mito de París en la prosa modernista hispanoamericana (Berna: Peter Lang, 1997), 41 (cap. “La recepción de la imagen de París en Hispanoamérica en el siglo XIX”).

9

Se sabe que vendió por primera vez su colección de arte japonés y su biblioteca, quizá incluso su casa, desde su primera salida del país a Nueva York. Más tarde, en su breve estancia en Sudamérica, debió dejar algún vestigio en aquellos países. Luego de un nuevo regreso a la metrópoli estadounidense, Tablada debió formar otra biblioteca que, finalmente, se llevaría a Cuernavaca. De este último acervo donó parte a la biblioteca local, conservando algunos volúmenes que su viuda subastó años después de la muerte del autor. Se conoce mucho de su historia personal gracias a su Diario, a la correspondencia que mantuvo con su mejor amigo, José María González de Mendoza, y por su viuda (debo aclarar que hago uso del catálogo del Archivo José María González de Mendoza preparado por Columba Galván, el cual es más sencillo que el del AJJT y también está resguardado en el IIFl de la UNAM), Archivo José María González de Mendoza (AJMGM), carp. 57: Cartas del Abate y Nina.

10

En una carta del 20 de octubre de 1945, Nina Cabrera le cuenta a González de Mendoza que está poniendo en orden el archivo de su esposo, con deseos de sacar varios libros que estaban ya terminados a su muerte, AJMGM, carp. 57: Cartas del Abate y Nina.

11

Ibid. Debe mencionarse que, al decir de varios de sus contemporáneos, José Juan Tablada ya había vendido una primera colección de estampas y porcelanas japonesas al Museo Nacional de México, al parecer antes de su partida a Nueva York; véase Manuel Horta, “Las estampas de Tablada”, Revista de Revistas (13 de marzo de 1927): 16-42, y José de J. Núñez y Domínguez, “La japonofilia de Tablada”, Revista de Revistas (24 de enero de 1937): s. p.

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Al respecto, resultan de interés las cartas intercambiadas entre el Abate de Mendoza y el cónsul Reyes Spíndola, ibid.

15

Cabe mencionar que, a la fecha, han sido publicados 11 tomos de la obra de José Juan Tablada en la colección Nueva Biblioteca Mexicana, gracias a las previsiones de González de Mendoza: Obras I. Poesía (1971); Obras II. Sátira política (1981); Obras III. Los días y las noches de París (1988); Obras IV. Diario (1900-1944) (1992); Obras V. Crítica literaria (1995); Obras VI. Arte y artistas (2000); Obras VII. La resurrección de los ídolos (2003); Obras VIII. En el país del sol (2006); Obras VIII [bis]. Por tierras de Bolívar (2009); Obras IX. La feria de la vida (2010) y Obras X. Las sombras largas (2014). También debe hacerse hincapié en que los materiales que ya existían en el archivo tuvieron que ser complementados con investigaciones particulares, que fueron llevadas a cabo por los responsables de cada volumen.

17

Las revisitas y revisiones a los materiales originales de José Juan Tablada han dado como resultado el reacomodo de las primeras ediciones de sus obras en el mismo espacio físico del archivo, para su mejor manejo y conservación. Sin embargo, estas obras no están catalogadas como material del AJJT, sino que cuentan con una clasificación catalográfica dentro del Catálogo de la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño.

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Participaron en este proyecto dos prestadores de servicio social, Leticia Mainou Cervantes y Rubén Vázquez Narváez, y los becarios Jesús Gómez Morán y Dula Ortega Pineda.

19

Entre los materiales devueltos estaban documentos pertenecientes a distintos fondos: el AJJT y el AJMGM. De este último Columba Galván realizó un listado y descripción de materiales mucho más rudimentario, comparado con el que generó para el AJJT. Debo agradecer esta información y relatoría al coordinador de la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño, José Luis Martínez.

24

Galván Gaytán, “Archivos y fondos documentales…”, 455-459. En su artículo, la investigadora profundiza más en este tema.

26

Las “colecciones documentales” no presentan una relación de jerarquía como las anteriores, ya que su creación está basada en criterios subjetivos. “Es la suma artificial de documentos en función de criterios comunes ligados a su contenido o soporte y que son fruto de la voluntad individual, frente al fondo que es el resultado de una estructura orgánica”, ibid.

31

Citado por ibid.., 142.

32

Gracias a la previsión de Rodolfo Mata Sandoval, se conservaron tanto la copia impresa como la digital con los archivos electrónicos correspondientes.

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Salvo algunos materiales que han cambiado su forma de conservación, debido a su salida a exposiciones, y han sido enmarcados o estabilizados con otros materiales de curaduría y museografía.

36

Durante la elaboración de la sección “Archivo Gráfico José Juan Tablada” —cuya organización respeta la realizada por Galván— se hicieron evidentes varios errores en los nombres de las piezas del Catálogo del AJJT, interpretaciones equivocadas de textos manuscritos en algunas de las descripciones, así como la falta de registro en el catálogo de dibujos realizados en el reverso de algunos de ellos. Estas diferencias se asentaron desde el CD-ROM y otras más han sido integradas posteriormente.

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Sin duda, esta propuesta traerá nuevos deberes al Comité de la Biblioteca del IIFl, que no ha incluido este tipo de tareas en sus reuniones. Sentará precedentes sobre acciones a realizar con otros archivos, tanto de la Biblioteca Rubén Bonifaz Nuño como de otras áreas del IIFl.

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Lo cual incluye una nueva normativa al respecto de su expurgo y eliminación de documentos, acompañada de la revisión de la vigencia de sus materiales.

Referencias
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Archivo José María González de Mendoza (AJMGM), carpetas 57 y 84.
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