Subir

Advertencia editorial


Advisory Notice

Laurette Godinas*
Laura Elisa Vizcaíno Mosqueda**

* Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Ciudad de México, México. lgodinas@unam.mx. https://orcid.org/000-0002-4417-9837.
** Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Ciudad de México, México. lauravizcaino@filos.unam.mx. https://orcid.org/0000-0002-5305-6900

bg01.Mar.23; 6(1)


Libros, ¡ay!, sin los cuales
no podemos vivir: sed siempre, siempre,
los tácitos amigos de mis días.
Amado Nervo, El estanque de los lotos

Este número de Bibliographica rinde homenaje al poeta mexicano Amado Nervo, pues la celebración de 150 años de su nacimiento, en agosto de 2020, se vio opacada por las noticias de la pandemia que tuvo en jaque al mundo entero los pasados dos años. Aclamado como poeta de América a su llegada a Sudamérica, donde fallecería en Montevideo antes de cumplir 49 años (y vería su cuerpo enterrado y repatriado a México con los honores de un ministro de Estado), fue sin duda el poeta más leído en su época -Gustavo Jiménez lo define como “el primer escritor de masas del siglo XX mexicano”-,1 cuya prolija producción poética dio pie a la intensa vida editorial de su obra literaria.

De la segunda edición de El estanque de los lotos (1921) hemos tomado la imagen que otorga a este número su identidad gráfica. Forma parte de lo que se considera la última poesía nerviana, en la que, alejándose de la estética modernista que selló su amistad con Rubén Darío y le garantizó desde muy temprano un lugar en el estrecho círculo de la poesía mexicana (y latinoamericana), da el giro hacia lo que llamará Alfonso Reyes en su reseña de Serenidad la adquisición de un “innegable valor humano”, una “estética sincera” que lo exime de seguir siendo “poeta literario”.2 Pero Reyes desempeñó para Nervo más que un frente de defensa del derecho a los cambios de orientación poética: fue también, y con creces, una piedra angular en la recuperación bibliográfica de su obra y su puesta a disposición para el público interesado.

Acaso es Reyes, igual que Nervo en la poesía, el escritor mexicano más mencionado (aunque, no forzosamente el más leído) que unió a su vocación creadora una auténtica pasión por la crítica literaria, ejercida tanto sobre un corpus universal como para desentrañar los pormenores históricos y ciertos deslindes teóricos de la literatura mexicana. Su curiosidad innata y su don por las relaciones públicas lo convirtieron en una fuente imprescindible -sobre todo gracias a su nutrido y muy organizado archivo epistolar­­­-, para la historia de la literatura mexicana y sus pormenores editoriales. Y entra aquí en juego un tercer personaje, sin el cual la posteridad de Nervo no sería lo que es: el sinaloense Genaro Estrada Félix, con quien Reyes sostuvo una amistad bibliográfica y personal, además de una correspondencia que es, con creces, la más importante del de por sí extremadamente nutrido epistolario del regiomontano, con quien compartió, además, la pasión por la diplomacia, que ambos ejercieron desde trincheras distintas (Reyes fuera de México, Estrada en la Secretaría de Relaciones Exteriores).3 Fue este oriundo de Mazatlán, llamado el Gordo por sus amigos, quien desde 1914 le había insistido a Reyes que aprovechara su talento como crítico literario para difundir desde España ediciones críticas de obras mexicanas difíciles de encontrar en México, entre otras, una de sor Juana; a lo cual Reyes había respondido que una de sus decisiones era “no hacer demasiadas ediciones ajenas: camino que no me seduce y para el cual no he nacido seguramente”.4 Para fortuna de muchos, la accidentada vida del diplomático durante la época revolucionaria lo obligó a emprender trabajos de edición, actualizados o críticos, entre los cuales se encuentra el que nos interesa: la obra completa de Amado Nervo en 29 volúmenes, donde El estanque de los lotos ocupa el número XVIII.

La amistad epistolar entre Alfonso Reyes y Genaro Estrada, que se había estrenado en 1916 cuando el regiomontano envió al sinaloense una carta de agradecimiento por el envío de su antología Poetas nuevos de México, de la que afirma que es “una preparación perfecta para trabajos de historia literaria”,5 los lleva a tocar muchos temas vinculados con el horizonte editorial. Entre ellos se encuentra el destino de las obras completas del poeta nayarita, acerca de lo cual comenta Estrada en una misiva del 15 de enero de 1920 que hay muchas ediciones clandestinas en Buenos Aires y Montevideo, mientras que en México pasó la oportunidad, dado que la última edición de Plenitud no tuvo la recepción esperada, y que sería muy complicada la publicación de sus obras reunidas; un problema solucionado por la carta de Reyes que, escrita 10 días después y, por tanto, imposible de considerar como vuelta de correo, da cuenta del interés del editor español José Ruiz-Castillo de publicar las obras completas de Amado Nervo bajo su custodia. Y fue Estrada, quien vivía cerca de la familia de Nervo en la ciudad de México, el encargado no sólo de establecer el contacto entre ellos, sino del acopio, selección y envío de los textos.6

Así fue como vieron la luz, en la madrileña Biblioteca Nueva -editorial fundada en 1915 por Ruiz-Castillo tras separarse de Editorial Renacimiento, donde fungía como director administrativo y financiero y de la que inicialmente salieron publicados primero discursos de Antonio Maura y libros acerca del partido republicano y socialista-,7 las Obras completas de Amado Nervo preparadas por el hermano del autor, Rodolfo, con la ayuda de Reyes. Se trataba, como comenta Reyes a los directores de la revista Nosotros, de salvar la obra de Nervo de la “profanación editorial” padecida por la de Rubén Darío.8 De hecho, la primera edición de El estanque de los lotos había sido publicada en Buenos Aires en 1919, poco tiempo antes del fallecimiento de su autor y a cargo del editor y librero Jesús Menéndez, en una edición sin más ilustraciones que una portada a color relativamente poco lograda, y con un tiraje limitado. Por supuesto, esta apuesta representaba una garantía de éxito comercial, pero cabe destacar que el interés del editor por un autor del continente americano no se limitó a Nervo: la amistad que Ruiz-Castillo mantuvo con Estrada, quien coordinó dos colecciones más de Biblioteca Nueva (La Nueva Literatura de América y Divulgación Psicológica), habría dado pie a muchas más ediciones de autores latinoamericanos si la Guerra Civil española no hubiese puesto un alto a estos planes.9

En cuanto al trabajo de compilación de los textos del poeta nayarita, así como Reyes pidió ayuda a sus colegas bonaerenses para la recopilación de los textos nervianos dispersos en periódicos y revistas sudamericanas -tarea imposible desde Madrid, adonde había sido ratificada su reincorporación diplomática-, no podría haber logrado la reunión de los materiales publicados en México sin la ayuda de Estrada, quien lo apoyó en todo el proceso, que duró casi una década. Cabe destacar al respecto que Estrada también sacó provecho de dicha intensa labor filológica, puesto que la serie Monografías Bibliográficas Mexicanas, esfuerzo editorial para la reivindicación de la labor bibliográfica que sostuvo durante sus años al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se estrenaría en 1925 con la Bibliografía de Amado Nervo, pequeño volumen que debió su existencia, según Estrada, al hecho de que a pesar de ser muy amplia la bibliografía de y sobre el autor, aún no era lo suficientemente conocida.10 Con una bibliografía actualizada a 1924 de las publicaciones nervianas, y sólo hasta 1919 de los textos críticos sobre el poeta y su obra, este volumen de 36 páginas marca el inicio de lo que sería una fructífera serie de 31 monografías dedicadas a diversos autores y temas (saldrían siete más de la segunda serie entre 1945 y 1954, ya bajo la batuta de Rafael Carrasco Puente y con un marcado interés por la bibliografía regional), en la que la Secretaría de Relaciones Exteriores toma, de cierta manera, el relevo de la Biblioteca Nacional, en aquel entonces presa de serios problemas de financiamiento para la publicación de repertorios y demás trabajos de índole bibliográfica.

Quedan dos detalles interesantes que guiaron nuestra selección de la obra para la portada y el banner de este número de la revista. En primer lugar, la ilustración de Fernando Marco, que le da el peculiar atractivo estético que no volverá a tener otra edición de las obras completas del poeta (salvo la adopción del mismo medallón para la edición de las poesías preparadas por Estrada en la misma editorial madrileña, en 1935). Si de Fernando Marco se sabe poco más que era valenciano de origen e hizo una parte importante de su carrera ilustrando publicaciones infantiles, no cabe duda de que su estilo limpio y línea preciosista lo convirtieron en una opción recurrente para publicaciones destinadas a un público adulto.11 Al respecto, Raquel Sánchez García señala que “se encargó de adaptar las sencillas portadas iniciales de los primeros libros de la editorial de Ruiz-Castillo a las tendencias características que a partir de la década de los veinte predominaban en el mundo de las artes gráficas”.12 Metáfora de esta poesía de liberación con toques de filosofía oriental, el estanque retratado por Marco representa la tranquilidad de las flores en el agua y esa idea de que, si bien el cielo se refleja en ella, es en el fondo donde se oculta el misterio, como lo atestiguan los versos pertenecientes al poema “Epitafio”, quinto de la sección intitulada Los lotos: “¡Intentó con ardor, pero sin fruto, / resolver la ecuación de lo absoluto… / hasta que, al fin, cayó en el lago quieto / en cuyo fondo estaba el gran secreto”.13

El segundo detalle que nos interesa destacar es que uno de los ejemplares que la Biblioteca Nacional conserva de esta edición del volumen XVIII de las Obras completas de Amado Nervo pertenece al Fondo Luis G. Urbina, una colección cuyo atribulado destino trajo por lo menos una parte a la Biblioteca Nacional de México. Urbina fue su director entre 1913 y 1914, sin duda la etapa más compleja de la Revolución mexicana; este nombramiento le valió el exilio posterior a Madrid, donde coincidió con Nervo y compartió con él, aunque con varios años de diferencia, el nombramiento de secretario de legación.14 Como lo comenta Miguel Ángel Castro en su estudio, el “viejito” Urbina fue recibido en la estación de trenes por Nervo, mientras que Reyes y Estrada prestaron oído atento a sus quejas, debido a las estrecheces a las que era sometido por su vida fuera de México.15 La rocambolesca aventura de la biblioteca de Urbina fue narrada por Ernesto Mejía Sánchez en un artículo donde desmonta los múltiples vínculos del polígrafo mexicano con el repositorio patrimonial, que culminan con la donación de su biblioteca a la institución. La profusa correspondencia al respecto entre la viuda española de Urbina, doña Camila Peñalver, y Reyes da cuenta de cómo éste sugiere la donación de los libros tan queridos por el escritor a la Biblioteca Nacional, la epopeya que fue repatriarlos al atravesarse la Guerra Civil, el paso de los libros por la embajada de República Dominicana y su llegada al país, aunque no -apunta Mejía Sánchez- “a su hogar definitivo”.16 Castro, gran conocedor de Urbina y su obra, ha localizado varios de los pequeños volúmenes con encuadernación roja en la Biblioteca Central, donde es probable que fueran a dar cuando se planeó una primera mudanza de la Biblioteca Nacional a Ciudad Universitaria, en el hermoso edificio cuyos murales ostentan sus iniciales en la fachada poniente.

En todo caso, este pequeño volumen de poesía de Amado Nervo que hoy nos inspiró para ejemplificar la importancia de uno de los muchos libros que conforman el patrimonio nacional, obra que se reeditaría un sinfín de veces (la más reciente es del 2022, por Forgotten Books), reunió en un solo escrito a múltiples actores del mundo de la cultura escrita de la primera mitad del siglo XX. Si Nervo, Reyes, Estrada y Urbina coincidieron en Madrid, Mejía Sánchez publicaría en 1971 una nueva edición de la poesía de Nervo que Porrúa reeditaría muchas veces. Los cinco, finalmente, coinciden con los versos del poema XLVIII de El estanque de los lotos, dedicado a los libros: “Libros, depositarios de la herencia / misma del universo”.17 Y Bibliographica es, sin duda, parte de esta tradición.


Notas al pie
1

Gustavo Jiménez (comp.), Amado Nervo. El libro que la vida no me dejó escribir. Antología general (México: FCE, 2006), 13. Cabe destacar que, como bien lo dijo Manuel González Casanova, Nervo no sólo publicó libros, sino que, bajo el seudónimo X. Y. Z., enviaba colaboraciones a diarios mexicanos para ayudarse a sobrevivir; véase “Un ejercicio de búsqueda en la Biblioteca Nacional de España”, Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas 8, núms. 1-2 (2003).

Referencias
Alvarado, Rodrigo. “Alfonso Reyes y el diálogo epistolar: dos formas diferentes de correspondencia personal”. Acceso el 21 de febrero de 2023. http://capillaalfonsina.uanl.mx/alfonso-reyes-y-el-dialogo-epistolar-dos-formas-diferentes-de-correspondencia-personal/.
Carta de Alfonso Reyes a Genaro Estrada, Madrid, 30 de noviembre de 1917. En Con leal franqueza. Correspondencia entre Alfonso Reyes y Genaro Estrada. Edición de Alfonso Reyes y Serge I. Zaïtzeff. México: El Colegio Nacional, 1992.
Castro, Miguel Ángel. “El tiempo español de un mexicano. Crónicas de Luis G. Urbina”. En Escenarios de cultura entre dos siglos. España y México 1880-1920. México: Universidad Nacional Autónoma de México / Universidad de Cantabria, 2018.
Estrada, Genaro. Bibliografía de Amado Nervo. México: Secretaría de Relaciones Exteriores, 1925.
González Casanova, Manuel. “Un ejercicio de búsqueda en la Biblioteca Nacional de España”. Boletín del Instituto de Investigaciones Bibliográficas 8, núms. 1-2 (2003).
Jiménez, Gustavo (comp.). Amado Nervo. El libro que la vida no me dejó escribir. Antología general. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
Martínez Canales, Leonardo. “El ‘magisterio negativo del arte’. Alfonso Reyes, exégeta de Amado Nervo (1913-1941)”. Acta Poética 41, núm. 2 (2020).
Mejía Sánchez, Ernesto. “Urbina y la Biblioteca Nacional”. Boletín de la Biblioteca Nacional, 2a. época, vol. 15, núm. 1 (1964): 60-89.
Nervo, Amado. El estanque de los lotos. Madrid: Biblioteca Nueva, 1921.
Perea, Héctor. La rueda del tiempo: mexicanos en España. México: Cal y Arena, 1996.
Reyna, Marcela. “‘Vender palabras al público’: Bitácora epistolar de la primera edición de las Obras completas de Amado Nervo”. Literatura Mexicana 16, núm. 1 (2005): 169-179.
Sánchez García, Raquel. “José Ruiz-Castillo, editor de la Edad de Plata (1910-1945)”. Estudios de Literatura, núm. 27 (2002): 123-140. Acceso el 21 de febrero de 2023. https://eprints.ucm.es/id/eprint/16994/.
Urdiales, Alberto. “Fernando Marco: variaciones e innovaciones”. Educación y Biblioteca, núm. 162 (2007): 18-22.

Comentarios sobre este artículo

Sólo los usuarios registrados pueden opinar y comentar sobre los artículos académicos publicados en Bibliographica. Ingrese en Iniciar sesión.